Empatía con Dios

Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los Profetas; nos habló también en la persona física de Jesús; pero hoy que Jesús no está físicamente con nosotros nos sigue hablando…

Esto es cierto, pero la pregunta es ¿cómo? Es un término de normal entre los cristianos decir que Dios nos dice, que Dios nos dirige, pero otra vez ¿cómo? hay unas personas que dicen que escucharon una voz, lo cuál puede ser muy peligroso, porque aunque verdaderamente hubiesen escuchado esa voz, ¿cómo podrían asegurar que esa voz es de Dios; otras personas dicen que es un sentir, pero la pregunta sería, ¿cómo saben si el sentir de es de Dios o solo es una emoción personal; otros dicen que a través de la Palabra de Dios, pero sabemos que la Biblia no es un libro de recetas, que no se puede tomar de modo literal, pues el contexto histórico de ella es muy antiguo.

La respuesta que creo correcta es la siguiente: «Escuchar a Dios significa tener empatía con Él», es decir, poder ponernos en sus zapatos, sentir lo que Él siente ante tal o cual cosa, pero más allá de que sea una simple emoción, es un sentimiento que nace del conocimiento de Él, entre mayor conocimiento de Él tenemos, mayor empatía podemos sentir.

Este conocimiento no puede tener otra fuente que la Palabra de Dios, pero no es que la Palabra de Dios nos diga lo que Dios quiere para cada situación específica, sino que nos hace conocerle, y entonces nos puede convertir en personas muy parecidas a Él, que piensan como Él y que sienten como Él; ¡que maravilla, no crees!

¿Cómo sería nuestra vida si pensáramos, sintiéramos y actuáramos  como Dios? ¿Cómo sería nuestra familia, trabajo, amigos, la Iglesia?

Observar los signos de nuestros tiempos, empatizar con Dios y en consecuencia transformar la realidad de nuestros días, eso es exactamente lo que han hechos los santos de todos los tiempos.